Hoy he leído en el Blog de mi compañero Dr. Enrique Gavilán el Artículo Centros de salud como cajas del carrefour, dónde nos relata la nueva iniciativa de la CCAA de Cataluña que no es más que exponer el precio de los fármacos y lo que paga cada paciente.
Cómo dice el post:
el modelo de receta suponía en la práctica dar un ticket-descuentoal paciente para que lo canjeara en la farmacia por los medicamentos prescritos, ahora pasamos a otra situación: se entregarán albaranes. Tantos medicamentos, tanto debe usted pagar y tanto otro paga ya usted (y casi todos los demás mortales) indirectamente a través de los impuestos.
Estoy totalmente de acuerdo con mi compañero, y seguro que vosotros también. No sirve de nada informarle a los pacientes del coste de las cosas, en Canarias se planteó sacar la analítica y pruebas complementarias con el coste real, y digo que no sirve de nada por los comentario que oímos diaramente en la consulta.
Por ejemplo, ayer una paciente me dijo:
Eduardo, ¿qué medicamento es este? y me enseñe una caja de Paracetamol 500 mg de 20 cp de Normon.
Contesto, es Paracetamol, igual que el Termalgin.
Ella contesta, vale, pero por favor la próxima vez dame Termalgin porque las cajas me lían
¿Sirve de algo a estos pacientes decirle el coste?¿Es función del médico de familia darle un albarán de costes al paciente?
La función nuestra es cuidar, y me da igual el principio activo o el fármaco fantasia, para mí debe funcionar y el paciente tomárselo, pues así, como en el ejemplo anterior, a mi paciente le daré Termalgin y no un EFG porque así no se confunden.
Además el precio al 80% le da igual, y al sistema parece que también.
La industria farmaceútica transmitió hace años, al inicio de la aparición de los EFG, un mensaje «falso» de que la cantidad de principio activo en los EFG varía en un 20%, y por tanto el fármaco fantasía realiza su función y el EFG no (bien nos costó a los dependientes de Trankimazin pasarlos a Alprazolam), pero además, lo realizó de manera impune incluso con propaganda (Pfizer con el Neurontin frente a la Gabapentina, tenía un folleto que explicaba esta falsedad).
Es aquí dónde nuestros políticos deben controlar el gasto y no en la población. Además debe controlar el número de pensionistas que existe, porque no es lógico que tengamos personas en edad laboral sin minusvalías ni incapacidades con cupones de pensionistas gratuítos.
Todo esto debe controlarse, y no sólo ir al final de la cadena, presionando a los profesionales, sólo a los médicos especialistas de familia, que sómos sus expendedores de fármacos, a que reduzcamos el gasto con los principios activos, pero eso sí, el especialista en otras áreas de turno manda fármacos fantasía y les da igual, y luego, eso sí, le damos una factura al paciente, que es pensionista, que te dice que es un 38 barra (38 es el código de Canarias) y que debemos atenderlo, y que él quiere lo mejor y lo mismo que los otros pacientes.
¿Alguién aún piensa que el precio en receta sirve para algo?