Se acaba un nuevo año, y este de una manera peculiar, con unas elecciones generales al borde de las 12 campanadas, con augurios de cambios, que no creo que lleguen a la intensidad del manifiesto del protagonista de la película de Jerry Maguire.
En todas las profesiones se nos exige mucho y se nos da poco, los jefes, antes nuestros iguales, olvidan rápidamente lo difícil que es estar a pie de la batalla, y endulzan de manera envenenada, cada una de sus acciones por el bien mayor y por un mal que afecta a sus trabajadores pero, que es por el «beneficio de las empresas».
En Sanidad se olvidó hace mucho tiempo el protagonista de nuestras historias y los actores que la desempeñan día a día. Los gestores y políticos ya ni hablan de ella en discursos políticos ni debates, ya no interesa, porque poca variaciones van a realizar ya que solo depende de una variable, la economía como han demostrado en los últimos años.
Pero eso no es así, muchas iniciativas han puesto de manifiesto que con el mismo dinero se puede lograr mejores resultados, pero que todo depende donde lo queramos gastar.
La Sanidad ni cuida a los pacientes ni cuida a sus trabajadores, que son el artífice de que las cosas salgan al menos algo bien. Gracias a la sonrisa de muchos pacientes nos sentimos muchas veces pagados porque nuestros gerentes, directores y jefes olvidaron darnos las gracias hace tiempo por los sobre esfuerzos y sacrificios que realizamos hacia nuestras familias. Horas y horas de cuidados a desconocidos que se transforman en nuestras segundas almas, que como verdaderos hipocraticos acompañamos en sus sufrimientos reales y mentales, muchas veces por encima del tiempo de nuestra pareja e hijos.
Ya ni vemos en los Sindicatos la fuerza de lucha necesaria a la hora de solicitar principios básicos de mejora en la profesión, al menos desde mi punto de vista humilde, perdidos en una lucha de poder desmedido en todos los niveles, donde por edades cada uno, de manera egoísta quiere lo suyo y nunca hemos pensado en un bien común.
Y este es el problema de la Sanidad y el gestor lo sabe, no se puede escribir un Manifiesto de Jerry Maguire para luchar porque saldrán las pataletas individualistas y no todos estarán de acuerdos, a pesar de que sean beneficios comunes y mayores (a mí me queda dos años para jubilarme, a mí no me afecta, yo no lucho para que me bajen el sueldo, ..), y el ejemplo lo tenemos con los turnos deslizantes que en acuerdo hace años, se cumplen a velocidad de tortuga.
Y uno le promete a los suyos alejarse de todo esto, de vivir más tranquilo y de dejar que el río fluya, pero quien me conoce sabe que no puedo, que aunque lejos de la «civil war» inicio un cambio más técnico, más científico, y al menos mi grano lo dejo en mis pacientes y en mi centro, donde las cosas intentamos hacerlas lo mejor posible (siempre que nos dejen)