Un cuento no se acerca nunca a las complejidades de la realidad, nuestros mundos, nuestros espíritus y nuestros corazones son más inexplicables que ninguna historia que ningún novelista pudiese escribir sobre un pueblo remoto y su población.
Pocos comprendemos que el ser humano es incapaz de divisar un problema como algo sencillo, dividirlo y darle una solución, como lo haría un ordenador, el cual descompone cada problema en pequeñas rutinas simples para llegar a soluciones sencillas y que resuelven las complejidades.
Nosotros no somos así, nos chocamos en el problema y nos preocupamos y eso es lo que diferencia mucho a los humanos de las máquinas.
Cuando se intenta crear subrutinas informáticas para los sistemas de gestión de salud caen en el error de creer que se pueden simplificar la especie humana en protocolos de salud simples, y los cuales se pueden programar y llevar a un sistema de redes informáticas.
Cojamos un ejemplo simple, una persona sometida a un stress por una situación de sufrimiento por ansiedad porque no sabe bien si su vida sigue el camino correcto y si las cosas que están haciendo cumple los dogmas que le han enseñado. Esta persona está luchando dentro de su corazón por querer seguir haciendo lo que quiere y su mente le impone hacer lo correcto. Este paradigma transportarlo a un sistema lógico informático es muy complejo por las variaciones de las decisiones que nuestra persona puede llevar a cabo.
Si la persona tomara la decisión de seguir a su corazón, que sería la decisión de la vida y de la felicidad plena del ser humano, conllevaría a que en sus planes el sistema tomaría la decisión A y anularía la de la mente B que sería la lógica, y por tanto en un sistema informático la más normal. Ya el sistema de tomas de decisiones informáticas se iría al traste.
Con este simple ejemplo en un entorno de ansiedad se puede ver la complejidad de un sistema de redes informáticas en la toma de decisiones para llevar a cabo por tanto.
¿Dónde está nuestro punto límite? ¿Se puede ser tan complejo?