El programa de Salvados sobre la sobremedicación sigue coleando en las redes sociales, no sólo por los numerosos post publicados por compañeros con su opinión sobre el tema, algunos más afortunados que otros, sino por una de las respuestas de nuestro compañero Enrique Gavilán (@enriquegavilan) sobre la creación de enfermedades por parte de la industria, y en especial su ejemplo con la TDAH (síndrome de hiperactividad) incluido dentro de las enfermedades del CIE 9.
No voy a centrarme en esta enfermedad ya que mis compañeros de Pediatría Basada en Pruebas publican hoy un post sobre este enfermedad bastante completo. Para leerlo pulsar AQUÍ.
Vamos a centrarnos hoy en el concepto al cual se refería nuestro compañero Enrique Gavilán que se conoce con el término anglosajón de disease Mongering que se puede traducir como Promoción de Enfermedades en nuestra lengua.
La definición de este concepto es la siguiente:
se refiere al esfuerzo que realizarían las compañías farmacéuticas por llamar la atención sobre condiciones o enfermedades frecuentemente inofensivas con objeto de incrementar la venta de medicamentos mediante campañas publicitarias, visitadores médicos, estudios que intentan medicalizar cualquier dolencia, etc.
Seguro que todos en alguna ocasión hemos tenido la evidencia de este concepto en nuestra carrera profesional, aunque en el programa de Salvados, el Dr. Laporta puso un ejemplo clásico de esta práctica como ha sido las variaciones de la cifras del colesterol con muy poca evidencia.
La expresión fue acuñada por una periodista especializada, Lynn Payer, en su libro de 1992 titulado «Promotores de enfermedades: lo que hacen los médicos, las compañías farmacéuticas y las aseguradoras para que se sienta usted enfermo.» En ella existen varias estrategias para alcanzar este fin:
- Redefinir y aumentar la prevalencia de las enfermedades. Ejemplo: afirmar que la prevalencia de la disfunción sexual femenina es de un 43%.
- Promocionar el tratamiento de problemas leves o de mediana gravedad como indicios de enfermedades más graves. Ejemplo: el síndrome del colon irritable; o la ansiedad.
- Transformar los riesgos en enfermedades. Ejemplo: la osteoporosis.
- Aumentar la preocupación sobre futuras enfermedades en poblaciones sanas. Ejemplo: la osteopenia.
- Convertir los problemas personales y sociales en trastornos de salud diagnosticables y con necesidad de tratamiento. Ejemplo: convertir la timidez en fobia social.
Dentro de estas estrategias la industria farmacéutica se ha ido aprovechando de las modas y problemas de la sociedad, ya que se promocionan aquellas patologías de mayor importancia social, y es conocido por parte de todos, que muchas enfermedades no son investigadas por su baja prevalencia.
La forma más habitual de poder poner freno a esta práctica sería el del saber científico y la racionalización de los medicamentos, no medicalizando innecesariamente a la población en «enfermedades sobrevaloradas o inventadas».
La evidencia científica nos da la razón, pero la población es más fácilmente influenciable con la publicidad de la importancia de evitar o tratar lo más precozmente determinadas alteraciones de nuestro organismo, o sino la presión e influencia, por ejemplo, de Danone con sus control de las defensas inmunitarias con el Actimel, o del colesterol con el Danacol o de las osteoporosis con el Densia o del estreñimiento con el Activia, es decir, todos somos estreñidos (sobre todo las mujeres), tenemos que cuidar los niveles de colesterol (parece ser exclusivo de los varones) y evitar el desgaste oseo para no tener fractura en los huesos.
Además como estrategia publicitaria utilizan rostros que atraen a todas las generaciones, y que son personas conocidas y con reconocimiento dentro de nuestro país. Gracias a Dios que la publicidad de productos de farmaindustria queda reducido exclusivamente a los no financiados, por que tendríamos estrategias similares a la de Danone, como en otros países que si está permitida (por ejemplo EEUU).
No todo es malo, no todos somos malos, algunos realizan correctamente su trabajo y presentan sus productos, no más son comerciales «científicos», en estos muchas veces debemos conocer la eficacia y no dejarnos guiar por las modas, y siempre velar por el cuidado de los pacientes.
Publicado con Blogsy
Almogrote Para la Salud (volvemos) 
Soy madre de un niño con TDAH Tipo combinado (Código CIE-10: F90.0) , con la legitimidad que me da serlo, paciente, que también tengo este trastorno y con un CI de 150, sin fracaso escolar: El trastorno que padecemos se afronta de manera multidisciplinar, buenos psiquiatras que evalúan la necesidad de medicación; que sirve para compensar la dopamina que no generamos correctamente, buenos psicólogos que te dan herramientas como paciente y como padres para solventar las dificultades que se nos presentan a la hora de aprender, enseñar y educar, el equipo de orientación del instituto de educación secundaria Marqués de Suanzes de Madrid, en mi caso, que gestiona la enseñanza de mi hijo y que CADA DÍA está al 100% implicándose con Manuel para que aprenda bien y como no, nosotros sus padres con amor, paciencia, generosidad, disciplina y control, sus abuelos, sus tíos y toda su familia, por cierto, también con una sobrina que padece TDAH. Estamos hartos de oír toda esta basura, que dificulta en gran medida la adaptación de nuestros niños, asustados sí, por tanta incomprensión, por parte de la gente como vuestro compañero que dejo en la guillotina a nuestros niños y a nosotros mismos.
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Este término está acuñado y en el caso de la TDAH, y el que habla estuvo años en Pediatria y con pacientes con el trastorno, lo que debemos evitar es sobrediagnosticarlo y por otro lado medicar al medicable con fármacos pero, como dejas claro, con técnicas de educación. Tu opinión es muy considerable pero en mi caso la TDAH no esta puesta en duda
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