Somos médicos (en mi caso de familia) y no economistas


Mucho tiempo he tardado en empezar a escribir esta reflexión, y muchas dudas he tenido en llevarla a buen puerto, ya que muchas discusiones twittereas y red sociales entre iguales hemos tenido en el campo, y sobre el tema.

Algunos de mis compañeros son más radicales que yo, y no se relacionan con los «representantes» de Farmaindustria en los centros de salud, yo creo que son parte de la estructura de la cual formamos parte (ya sé que esta frase me va a traer algunos tweets jugosos), pero algunos «sabios» que me educaron me enseñaron a escuchar a todo el mundo y tomar todas las opiniones como válidas.

Últimamente a todos, y en especial a los médicos de familia por su papel finalista, no han cambiado el rol de ejecutor de recetas médicas, a un papel de economistas y verdaderos «ahorradores» del sistema sanitario.

Hemos pasado de un país que gasto lo que no tenía, a recortar en demasía, y en el ámbito de la sanidad ya no saben por donde pasar la tijera.

Pero esta situación no está llevando a incumplir nuestros principios básicos como profesionales que somos, ya que nuestro objetivo fundamental es el paciente y la calidad de sus cuidados, y no atender el estado de las cuentas de un país, por lo tanto no podemos estar pensando en que podemos o no podemos prescribir, porque es muy caro, en que dinero disponemos para una acción, y desgraciadamente ante cualquier obra en que dinero tiene nuestro paciente hoy en día.

Se discute mucho sobre las novedades terapéuticas, y nos enfoscamos en discusiones buscando las 4 patas de los defectos de nuevos fármacos que salen a la palestras, y las bondades de los antiguos, y sobre todo, centrándonos en el coste.

Este reduccionísmo en muchas ocasiones de nuestros comentarios nos lleva a que la sociedad, ante cualquier acción de paso atrás, (verdad Dr. Bravo), nos diga que sí no le damos algo es por los recortes, y no es así, generalmente es por evidencia.

Pongamos un ejemplos en auge, el famoso Dabigatran y la anticoagulacion. Las fichas del juego están claras, y yo defiendo el sintrom y el Dabigatran, ambos en su campo de actuación. El nuevo anticoagulante tiene unas indicaciones claras donde se deben prescribir, y soy el primero que lo indico si tiene este perfil (más tweets en contra). No rebusquemos efectos adversos, ni literatura, … que la sabemos, sepamos confrontar la situación. Parecemos que no sabemos periodismo, han colocado el fármaco donde la sociedad de cardiología quiere (no se sí Farmaindustria) en ser uno, el antiguo, el tirano, y el nuevo, el mejor de los mejores, centrado fundamentalmente en la comodidad de los controles.

Han puesto como excusas el recorte, y por tanto el precio, si hiciésemos un estudio económico extenso del gasto del proceso del sintrom en los pacientes bien indicado el nuevo anticoagulante seguro nos sorprendería, y para reforzar la terapia, periodística, usamos el «miedo», el sintrom produce más hemorragias, más muertes, …

Por mucho que saquemos estudios y estadísticas, la población ya tiene una idea, por lo que seamos médicos de familia y trabajemos por nuestros pacientes como siempre lo hemos hecho, cumpliendo el Primum Non Nocere pautando la medicación necesaria para sus patologías bien diagnosticadas, con el principio de la menor posible, quitando la innecesaria (des prescripción), y sobre todo cuidando con cariño sus vidas, aunque algunos a veces nos den ganas de …

Y por último, si tenemos bien hecho los pasos, como les digo a los alumnos de medicina con los que colabora en la asignatura de terapéutica, y tenemos varios fármacos a elegir, siempre en principios activos ya que así es como se los enseñamos en la carrera, escoger el de perfil menos dañino, y dentro de ellos, con fines economistas, individualizado para cada paciente, el más barato.

Un comentario sobre “Somos médicos (en mi caso de familia) y no economistas

  1. El déficit de hormonas tiroideas se manifiesta de muchas maneras, pero el síntoma que el paciente siente de una forma más evidente es el cansancio. Nuestros conceptos del hipotiroidismo están un poco anticuados, porque no podemos prescindir del concepto de «bajo metabolismo» y asociamos este concepto exclusivamente al metabolismo energético, es decir a como se metabolizan los alimentos y cuantas calorías se queman. Y por pereza mental nos quedamos con este esquema. El concepto de que una persona hipotiroidea es alguien con sobrepeso, con cierta torpeza mental y algunos etcéteras es falso. Hay personas hipotiroideas con sobrepeso, con peso normal y hay hipotiroideas delgadas. Pero todas las hipotiroideas, y hablo en femenino porque quizá el 90% son mujeres, si se les pregunta manifiestan que están cansadas.

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