Del Blog: Atension Primaria: Porque me duele especialmente…


Leo en los estupendos blogs de Hemos leído y de Rafa Bravo (este último comenta el post del primero) dos entradas sobre el desgastado tema de la prescripción inducida. Se ha publicado el enésimo artículo sobre este tema, esta vez en una comarca de Guipuzcoa.  Se acompaña de un editorial en la misma revista, Calidad Asistencial. Cuando yo terminé la residencia ya se hablaba en los mismos términos que ahora de este tema. Es un tema que, si no fuera por lo que me duele, preferiría obviarlo. En el fondo, arregla la vida a muchos:

– A los malos prescriptores de primaria: mi prescripción va mal porque me la estropean los especialistas.

– A los lamentables gestores del sistema: si tu no quieres recetarlo no lo hagas, pero si lo haces ya es cosa tuya.

– A los especialistas: yo receto lo que creo oportuno y me da igual las penas de la primaria…

– A la industria: si no puedo con los de primaria (que casi siempre puedo) me voy a por los especialistas.

… y seguramente más que no me vienen a la cabeza ahora.

Digamoslo de una vez: LA LLAMADA PRESCRIPCIÓN INDUCIDA NO SE ARREGLA PORQUE NO INTERESA A CASI NADIE.

El editorial me parece muy correcto pero creo modestamente que peca de lo de siempre. Los firmantes, del Centro de Investigación en Salud Pública de Valencia, que probablemente no pasen consulta, analizan el problema y llegan a conclusiones que se alejan de las de los asistenciales. El título: La prescripción inducida, un falso problema que esconde las carencias de la gestión de la prescripción. Donde los asistenciales guipuzcoanos parecen ver un problema, los compañeros de salud pública ven un “falso problema”.

  • Se dice que la prescripción inducida es una actividad consustancial a la práctica de los médicos de familia que les permite gestionar de forma integral los medicamentos que recibe un paciente. Lo siento, es la mitad de la verdad. Aquí, en España los médicos de familia tenemos que transcribir en receta hasta medicamentos que la propia empresa dice que no podemos prescribir (de diagnóstico hospitalario). Los fármacos de una trasplantado hepático también (como mucho le harán la primera receta de un fármaco que nos es completamente ajeno). ¿Alguien se imagina a un juez firmando “a ciegas” las sentencias del juzgado de al lado?. Los médicos de familia hemos perdido la titularidad de nuestra firma y eso es muy serio. Recomiendo a los autores del editorial que hablen con los que nos hemos negado a hacer alguna receta de otro médico y comprueben el itinerario y los sinsabores.
  • También se dice que la prescripción inducida es el efecto boomerang de la derivación. Me parece que se insinúa que se deriva mucho. Bueno, es una forma de verlo… no los derives si no quieres una guarrería de fármaco. Un país donde para conseguir unas medias de compresión media, unos pañales de incontinencia de adulto, un ecocardiograma, una tonometría ocular o una audiometría por poner ejemplos necesita una derivación… En estas condiciones no sé si se puede extraer conclusiones firmes sobre derivación. Es cierto que esto también encubre a los sobrederivadores pero….

En fin, que este es un tema que me duele especialmente y por el que muchos han peleado mucho sin que de momento se atisben soluciones (la receta electrónica ayudará pero seguirá sin resolver muchas cosas). La receta -el cupón de descuento, que prescribir es otra cosa- en este país es un desastre para el sistema y una desgracia para la primaria. Cuando se nos pueda pedir cuentas hasta del último fármaco que salga de nuestra mano, será otra cosa. Creo en nuestra función como integradores de la prescripción de los distintos especialistas, que no tiene nada que ver a parecer “al tío Paco con la rebaja”. Si a un paciente el cardiólogo le pone atorvastatina y yo creo que con simvastatina va bien, pueden pasar dos cosas: el enfermo acepta y yo asumo la prescripción, o el paciente (o el especialista que los hay que escriben hasta “no cambiar a genérico”) no lo aceptan y yo quiero que quede claro que no es mi responsablidad. Por lo tanto, no firmo, que lo haga quien corresponda. Fuera de estos dos supuestos está un camino que me lo sé muy bien: el conflicto y el “mal rollo”.

No hay más.

José Luis Quintana, médico de familia.

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